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La defensa del territorio inicia desde los cuerpos que habitan el lugar

El Comité de Defensa Integral de los Derechos Humanos Gobixha (Código-DH) es una organización ubicada en Oaxaca de Juárez y que trabaja para contribuir a la reivindicación de los derechos humanos y los derechos colectivos desde los pueblos indígenas y afromexicanos; ofrece asesoría y defensa legal, atención médica y psicológica a víctimas de violaciones de derechos humanos, y además, promueve el acceso a la justicia y la lucha contra la impunidad. La organización tiene una oficina en el municipio de San Pedro Amuzgos, y nació en enero de 2011 sucediendo el Comité de Liberación 25 de Noviembre. Código-DH

El sueño de la oficina que hoy se conoce como “Derechos Humanos” entre la comunidad de San Pedro Amuzgos (Tzjoⁿ Noaⁿ); comenzó con una joven, indígena amuzga, estudiante de la carrera de leyes que se incorporó al movimiento social incipiente en el año 2006 que diera origen a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). En este movimiento, al mirar las injusticias y las graves violaciones a los derechos humanos que se dieron en el estado, surgió el Comité 25 de Noviembre que acompañaría casos de la defensa de víctimas de detenciones arbitrarias, tortura y desaparición forzada. Es en el año 2011 que decide regresar a su comunidad con la experiencia adquirida en la defensa de víctimas de violaciones a derechos humanos y comienza a dar atención a víctimas de su propia comunidad. Con ello se encuentra con mujeres indígenas igual que ella, que viven o son testigos de violaciones a sus derechos humanos.

Es así como la oficina comienza a hacerse fama en la comunidad principalmente entre las mujeres (mestizas e indígenas por igual) que viven violencia ¡hay una licenciada que no cobra y nos escucha a las mujeres!, comentaban. Así inicia la oficina de Código-DH Amuzgos que actualmente incide también en las comunidades de Santa María Ipalapa y San Juan Cacahuatepec, comunidades donde constantemente se violentan los derechos humanos. A seis años, se han acompañado exitosamente casos de detenciones arbitrarias en la región, defensa jurídica a mujeres víctimas de violencia; mediación de conflictos y atención a la población en general para presentar quejas ante las autoridades. Ha sido posible visibilizar en las calles del pueblo el músculo político de las mujeres con marchas, programas cívicos y han logrado incorporar a distintos sectores de la localidad como autoridades, maestras, autoridades escolares entre otros.

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Con el tiempo, hemos aprendido que el acompañamiento a mujeres que sufren cualquier tipo de violencia contra sus cuerpos, su patrimonio o sistema de creencias es defensa de territorio. Lo cual se va extendiendo si miramos la geografía que habita y los vínculos con su medio ambiente, aquello que llaman, bioculturalidad, lo cual cobra una especial importancia cuándo hablamos del pueblo amuzgo campesino local y migrante de la costa Chica de Oaxaca. Nuestra propuesta en la defensa del territorio parte de que todas las comunidades sabemos que tenemos derecho a la tierra y desde ahí partir que hombre y mujer al unirse en familia, comienzan por visualizarse en un hogar, construido sobre un pedazo de tierra que se usa para cultivar y alimentarse, desde luego que tener “tierras” significa trabajar en ello.

Tanto para el buen vivir con “alternativas al desarrollo” como para los “desarrollos alternativos”, se necesita consultar a la base, mirar a la comunidad, a la tierra, hemos de concluir que no se trata de vivir mejor para progresar, ni siquiera simplemente de vivir con menos, es necesario avanzar con la utopía de vivir sin dañar ni a los otros ni a la naturaleza. Pues bien, actualmente se critica a nivel de las comunidades el bienestar asociado al mal llamado “desarrollo”, llamado progreso al crecimiento y consumo; hablar de bienestar no lo es todo y tampoco se excluye pero no se mide únicamente con niveles de consumo o ingresos alcanzados, ni al grado que accedemos a determinados bienes y servicios. Existen personas que resisten y cuestionan el desarrollo apostando a defender sus proyectos alternativos cuidando de la naturaleza y de la tierra misma que produce vida.

Cada comunidad tiene sus propias complejidades en la resistencia de la defensa de acuerdo a las necesidades y sobre todo a lo que se consideran violaciones a los derechos humanos. En nuestra comunidad de San Pedro Amuzgos, Santa María Ipalapa y San Juan Cacahuatepec, en general algunos puntos de coincidencia en las demandas como lo son el saqueo de las arenas de los ríos, conflictos de acaparamiento y despojo de las Tierras comunales y la violencia contra las mujeres son las coincidencias más notables.

En la comunidad de San Pedro Amuzgos como en muchas partes del país ya sea por parte de los medios de comunicación masiva, de los ministerios públicos o de otras instancias de gobierno con intereses políticos particulares, se ha criminalizado a las y los defensores de derechos humanos. Nosotros miramos esta criminalización como una respuesta de los gobiernos que justifican o usan a conveniencia las violaciones a los derechos humanos como un “mal necesario” para la impartición de justicia sin cuestionar el funcionamiento de su estructura interna, métodos y procedimientos.

El sueño de hoy en día es multiplicar los espacios para la defensa de los derechos humanos en la región de la costa Oaxaqueña, esparcir la semilla y construir redes ciudadanas que fortalezcan la defensa del territorio con los pies en la tierra, con mujeres y hombres campesinos de a pie. Unir las resistencias, los dolores comunitarios para confrontarlos juntos, compartiendo experiencias y sentires.

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