México D.F., 2 noviembre 2015.– Entre los meses de mayo y diciembre de 2015 PBI México divulga una serie de entrevistas a personas defensoras de derechos humanos con las que mantenemos una relación de acompañamiento o de colaboración estrecha. Este mes presentamos la entrevista a Lucha Castro, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM) de Chihuahua.

            Foto: Lucha Castro con integrante de PBI durante evento en Chihuahua © PBI México

Convertirse en una defensora de derechos humanos

Soy Lucha Castro, una defensora de derechos humanos. Coordino y soy cofundadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM). También participé, hace 20 años, en la fundación del Barzón. Las madres de varias víctimas me buscaron para que fuera su abogada. A partir de ahí junto con otras organizaciones, empezamos a visibilizar el tema del feminicidio en Ciudad Juárez y en Chihuahua y me involucré en el tema de la violencia hacia las mujeres.

Cuando empezaron a llegar mujeres familiares de personas torturadas y desaparecidas no pudimos decir no y ampliamos el trabajo a la tortura, desapariciones forzadas e involuntarias y ejecuciones extrajudiciales. Pero también vinieron defensoras y defensores amenazados y también les apoyamos.

Cuando me inicié en el movimiento barzonista me consideraba una activista. Con mi profesión de abogada defendía mis derechos y los de otras personas, porque con el crac de la bolsa mi padre perdió sus propiedades. Con el paso del tiempo tomé conciencia de que soy una defensora de derechos humanos y esa es la piel con la que mejor me siento. Es un proyecto de vida, una manera de vivir, de estar en este mundo.

A las generaciones que vienen quiero decirles que vale la pena gastarse la vida trabajando por los derechos humanos. Todos los seres humanos podemos decidir, eso es lo único que tenemos, podemos decidir en que queremos gastarnos la vida. Pero gastar la vida en los derechos humanos es de las cosas con las que al final del día puede llegar uno más ligero de equipaje, con más plenitud al final. Además, en el mundo de las y los defensores de derechos humanos nunca se es viejo, al contrario, los años que pasan le dan a uno más sabiduría para entender mejor la vida.

Ser una mujer defensora de derechos humanos en Chihuahua supone estar denunciando, cuestionando las instituciones y el concepto de seguridad que nos imponen. Es necesario mantener una posición de fuerza para ser escuchada. Pero en un mundo patriarcal y machista el que una mujer desmienta públicamente a un fiscal, al gobernador, causa malestar. Para los poderes del Estado una mujer no debe estar haciendo esto: la defensa de los derechos humanos debe ser asistencialista. Si yo estuviera ayudando a las víctimas sin empoderarlas, sería una buena mujer que ayuda a las mujeres para que no les peguen más.

Sin embargo, por el tipo de defensa que nosotras hacemos, enseñando a cuestionar para poner fin a esta situación de violencia, dicen que defendemos a delincuentes. Nuestro compromiso ético con las víctimas, ese explicar, cuestionar y reflexionar con ellas sobre las causas estructurales de la violencia hacia las mujeres molesta; porque finalmente estamos contra el patriarcado, estamos contra instituciones con muchos privilegios.

            Foto: Lucha Castro en el CEDEHM © CEDEHM

Ser defensora, madre y abuela

Hay un costo, un alto costo que se tiene que pagar, especialmente desde las familias. Me ha dado mucho dolor que mis hijos hayan sido testigos desde niños de las amenazas que vivíamos. Recuerdo una ocasión cuando mi hijo estudiaba del otro lado de la frontera. Teníamos un caso de desaparición forzada que se imputaba a los militares y había una situación de alto riesgo. El dijo “mira mamá, a ti no te pueden hacer nada pero a mi sí con tal de chingarte”. Las cuatro horas de su viaje hasta llegar a la frontera fueron un martirio para mi.

Cuando estaba en la época de la crianza tenía, como muchas mujeres, sentimientos de culpa. No sabía si este apasionamiento por los derechos humanos me hacía descuidar a mi familia. También se hacía difícil al regresar a casa, a lo privado, dejar el tono de la interlocución con las autoridades. Me tenía que decir a mi misma, ahora no estás allá, estás aquí.

Ahora, a distancia y cuando ya mis hijos e hijas son grandes, me he dado cuenta de que fue lo mejor que pude hacer. Ellos aprendieron el valor de defender los derechos. Si hubiera tenido yo otra profesión tal vez hubiera sido otro su caminar.

Defender los derechos humanos significa también separación. Por el riesgo en que me encuentro decidimos que la familia no podía venir a Chihuahua. Por eso encontramos soluciones creativas, yo escribo cuentos para mis nietas y mis nietos. Les cuento las historias de las mujeres que llegan acá, sin todo el sesgo macabro, así les reflejo el trabajo que hace su abuela. A veces les recuerdo, esto es cuento y también es otra realidad.

            Foto: Lucha Castro e integrantes del CEDEHM durante memorial a Marisela Escobedo © CEDEHM

Campaña de desprestigio y medidas de protección

Me tocó ser la abogada de Marisela Escobedo, la madre de Rubí Fraire Escobedo, una joven asesinada en Ciudad Juarez. Marisela tenía un gran activismo, se convirtió de víctima en defensora de derechos humanos. El 16 de diciembre de 2010 la mataron frente al Palacio de Gobierno de Chihuhua. En diciembre de 2010 fue recibida por el fiscal y la acompañamos a esa reunión. Ahí hizo declaraciones señalando el involucramiento de policías federales y estatales, que protegían al feminicida de su hija. Le dije al fiscal general que tenía que protegerla, porque la iban a matar. A los 8 días la asesinaron.

El estado presentó en dos años sucesivos a dos diferentes personas como culpables. Nosotras demandamos justicia para Marisela y queríamos saber quien de esas dos personas era el verdadero asesino material. Esto provocó la ira del Gobernador del estado y de otras autoridades. Empezaron a hacer manifestaciones públicas diciendo que hacían todos los esfuerzos para sacar adelante al estado, pero las organizaciones de derechos humanos se dedicaban a hablar mal porque de eso vivían y que a quienes que no les gusta Chihuahua que se fueran. El Secretario General dijo que tengo intereses políticos atrás y recordó a la ciudadanía, que gracias a mi “apasionada defensa” ahora un criminal que debería estar en la cárcel estaba bajo arraigo. Dijo además que yo había ofendido a los Ministerios Públicos y a los policías que hicieron esa investigación. En un contexto de tanto dolor y sufrimiento, donde las familias están tan lastimadas por la violencia, esto es un linchamiento mediático y una llamada de aniquilamiento desde el ejecutivo del estado. Eso me coloca en una situación de mucha vulnerabilidad, porque aquí estas campañas han terminado en asesinatos. Al asesinato de nuestros compañeros, Ismael y a Manuelita, le precedió una campaña de desprestigio brutal contra el Barzón, esa fue como la puerta abierta para que los asesinaran.

En el contexto de esta campaña, como nuestra organización ya tenía medidas cautelares desde el 2008 otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Comisión pidió a la Corte que me brindara medidas provisionales. Las concedieron en febrero del 2013. Yo creo que la Corte valoró que en una sociedad y un contexto como el nuestro las declaraciones de las autoridades se iban a interpretar como que, cuando la cabeza habla, el cuerpo actúa.

Las medidas provisionales de la Corte exigen al Estado mexicano que garantice medidas de seguridad física, emocional y de protección, que se investiguen los hechos y que cese esa campaña de desprestigio. Vinieron a nuestras oficinas a hacer medidas estructurales que son las que le cuestan al gobierno menos porque es dinero, ponen cámaras, ponen unas rejas y cumplen, pero las investigaciones, el asumir responsabilidad con los defensores, eso no les importa.

            Foto: Lucha Castro discursando durante evento en Chihuahua © CEDEHM

El Mecanismo Nacional de Protección a Personas Defensoras y Periodistas

Para nosotras el mecanismo es parte de una estrategia política del estado mexicano de decir, no te preocupes, Comisión Interamericana, tu ya no tienes que andar dando medidas cautelares, aquí estamos nosotros para evaluar, para darlas y para decidir cómo darlas.

Le doy un ejemplo, cuando asesinan a los defensores de derechos humanos Ismael Solorio y Manuelita Solís, del Barzón había una situación de riesgo y pedimos que se aplicara el mecanismo. Fui como abogada con la familia y con dirigentes del Barzón a México D.F. El mecanismo tenía un día de existencia, nosotros lo estrenamos. Nos informaron que aplicarían el procedimiento ordinario. Enviaron un correo electrónico diciendo a los compañeros defensores que podían ser beneficiarios del mecanismos pero que para tal tendrían que renunciar a las medidas cautelares de la CIDH. Si querían uno tenían que desistir de lo otro. Los compañeros decidieron que no aceptaban. Una semana después la policía única de Chihuahua detuvo a dos personas de la Comunidad Benito Juárez, también dirigentes del Barzón y defensores del medio ambiente, y los torturó. Mandamos el informe a la CIDH y esta amplió las medidas cautelares.

             Foto: Lucha Castro junto con otros defensores de derechos humanos durante el evento de apertura del equipo norte de PBI © PBI México

Las desapariciones y la trata de personas en Chihuahua

En el CEDEHM hemos recibido a muchos familiares y cuando llegaron aquí las madres, las hermanas, observamos que, por ejemplo, en Cuauhtémoc, una ciudad de Chihuahua, hay al menos 1.500 jóvenes que han sido desaparecidos, podemos decir que hay un juvenicidio. Y esta es una realidad que no se reconoce por parte del estado.

Para las familias el tener un hijo o una hija desaparecidos significa que nunca termina el duelo, viven situaciones de mucho conflicto. Por eso trabajamos con estas familias de varias formas. Hemos implementado el acompañamiento psico-social, estamos documentando casos y también estamos revisando los expedientes con el fiscal de la zona, sólo con el, porque es una situación de mucho riesgo. Ahí está involucrado el crimen organizado y entre los policías hay una infiltración terrible del crimen organizado.

Quiero mencionar también la trata de personas, que aquí, en México, es una realidad. Siempre que hay tráfico de armas con drogas viene aparejada la trata porque los sicarios, las gentes del crimen organizado, los policías desplazados a las sierras de esos lugares para luchar contra ellos, no van con sus parejas sentimentales. Entonces salen de cacería, llegan y toman a las niñas de las comunidades. Este tema de la trata no está en la agenda, si la desaparición forzada no se reconoce, mucho menos la trata, más allá de los discursos, no hay investigaciones adecuadas, muy pocos casos de trata tienen sentencia definitiva. ¿De que manera se puede evidenciar más la absoluta incapacidad para enfrentar ese tema? Esto sucede porque los sujetos pasivos de la trata son las mujeres y realmente las mujeres somos mercancía desechable, no es un tema. Esta es la materia sobre la que hay más desprotección de derechos en México, eso es absolutamente cierto, porque se corre un el grave riesgo cuando uno trabaja contra la trata de personas.

  

* La entrevista fue elaborada por Susana Nistal y la traducción por Annie Hintz 

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