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“Las mujeres siempre han sido quienes han estado en la primera línea de lucha”

Entrevista con Verónica Vidal, Coordinadora de la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID)

La Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID) forma parte del grupo impulsor de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), una articulación de más de 800 defensoras de derechos humanos integrantes de redes nacionales en México, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras, que busca fortalecer y vincular a defensoras que participan en distintas organizaciones y movimientos sociales para crear redes de protección y solidaridad entre ellas y aumentar la visibilidad, el reconocimiento y el impacto de su trabajo por los derechos humanos. Dentro de la IM-Defensoras, AWID se encarga de coordinar el Registro Mesoamericano de agresiones a defensoras de derechos humanos en Mesoamérica.

En Mesoamérica, la promoción de las políticas extractivistas y la implementación del modelo neoliberal han llevado a que el modelo económico que lo sustenta privilegie la instalación de megaproyectos vinculados a industrias extractivas, la privatización de bienes naturales, la reconversión productiva orientada hacía monocultivos, el uso del agua para fines comerciales con las empresas hidroeléctricas, etc. La inserción de este modelo ha llevado a que las empresas se instalen directamente en el territorio. Esto genera una ruptura en la comunidad y hace que las comunidades se organicen y traten de contrarrestar este modelo. Las mujeres defensoras de tierra, territorio y medio ambiente están en todos los territorios en donde las empresas están desplegando sus estrategias con megaproyectos de inversión – minería, hidroeléctricas, tala, empresas eólicas- en toda Mesoamérica. Defienden su territorio, su modo de vida, su cosmovisión, la forma de sustento, el derecho de tener una vida sana y de acuerdo a sus preceptos sociales, espirituales, religiosos y económicos.

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Las mujeres siempre han sido quienes han estado en primera línea de lucha, aunque debido a prácticas organizacionales y comunitarias aún patriarcales en los movimientos sociales, se les relega muchas veces a “sostener” la lucha más que a ejercer roles de liderazgo y de toma de decisiones, pero esto no las ha inhibido de ir ganando cada vez más sus propios espacios organizativos, rompiendo brechas y emergiendo con fuertes liderazgos en la lucha por la tierra y el territorio. Esto no las ha exentado de recibir agresiones desde dentro de sus comunidades, espacios organizativos, movimientos y sus propias familias, quienes muchas veces se resisten y buscan que permanezcan en una condición de madre y cuidadora. Quienes están agrediendo a las defensoras de tierra y territorio son en inmensa mayoría actores estatales y empresas y lo hacen empleando distintos métodos por ejemplo, el uso excesivo de la fuerza, los procesos de criminalización (una forma de agresión constante), la apertura de expedientes judiciales a través de detenciones arbitrarias e ilegales en marchas o en bloqueos de rutas, la intimidación y el hostigamiento, las amenazas telefónicas, las calumnias, las campañas de desprestigio y los asesinatos. Generalmente todo este tipo de violencias se ven teñidas de un componente de género, es decir que se agregan elementos que van dirigidos no solo a la lucha que realizan, sino que apuntan a deslegitimar el rol de las mujeres en la participación política y su aparición en el espacio público. El componente de género de las agresiones se expresa a través de insultos machistas, violencia sexual y todo tipo de amenazas dirigidas a hijos, hijas y/o miembros de la familia. A nivel de la región hemos visto un incremento importante de esta violencia, en el 2016 registramos 15 asesinatos en la región, la mayoría de defensoras de tierra y territorio. En el 2015, registramos alrededor de cinco. Y las defensoras han tenido que enfrentarse tanto a un actor externo – las empresas y los estados que están apoyando estas inversiones – como a sus propias comunidades, por la estigmatización a nivel comunitario y familiar de que la mujer no está cumpliendo con el rol que la sociedad le ha asignado.

La protección integral feminista como parte de la estrategia de lucha y resistencia

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En el 2010 identificamos un aumento en la violencia en contra de las defensoras, en las particularidades de género de esta, y en la poca capacidad de las defensoras hacerles frente. En ese momento el marco de protección estaba bastante incipiente y no había un trabajo específico de género dentro de los mecanismos de protección. Se hizo un primer diagnóstico y se fue evidenciando la necesidad de crear una alianza que pudiera ir desarrollando ciertos mecanismos para enfrentar esta violencia y en donde la defensora tenía que tener una voz en la elección de los mecanismos de protección. Nos empezamos a dar cuenta que donde radicaba la importancia de la protección era en crear redes para la autoprotección desde y para las defensoras, entonces empezamos la articulación en redes para crear un sistema de protección que hiciera frente a la violencia y una estrategia de protección integral feminista que incluyera no solo acciones de protección local, sino también actividades de comunicación, incidencia nacional e internacional, documentación, autocuidado y un análisis de riesgo con un enfoque de género: Así surgió la IM-Defensoras.

En un esfuerzo conjunto de investigación con la Coalición Internacional de Defensoras y diversas defensoras de África y Asia y América Latina, desde AWID hemos documentado las estrategias que han venido implementando las defensoras para confrontar y luchar contra las industrias extractivas. Por ejemplo, de cómo vencer la estigmatización a nivel de los medios, porque las empresas tienen la capacidad de realizar campañas de desprestigio enormes; el litigio también ha sido importante a pesar de que es una de las estrategias más costosas, porque necesita tiempo, recursos, pero hay casos exitosos donde se han ganado juicios de amparo. La incidencia internacional ha sido importante, la movilización social y la acción directa, campañas, manifestaciones, marchas, campañas en redes sociales, bloqueos de los sitios de operación de las industrias extractivas, y se ha visto también el uso del arte como una intervención. Otra estrategia es la creación de redes de mujeres y solidaridad entre movimientos sociales, como por ejemplo la misma Iniciativa Mesoamericana o la Unión Latinoamericana de Mujeres, que aglutina mujeres agrupadas en torno a la lucha contra la minería en Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Perú y Venezuela. El autocuidado también forma parte fundamental de una estrategia integral de protección, un autocuidado no solo reactivo en caso de emergencias, sino también como un acto político crucial para mantener las condiciones sostenibles de activismo.

El Estado debe proteger el derecho a defender derechos

Más allá de sus complicidades evidentes u ocultas con las empresas privadas, el Estado sigue siendo el principal garante de la seguridad y responsable de asegurar que el derecho a la defensa se pueda ejercer en un entorno propicio y seguro. Tendría que haber un reconocimiento desde el Estado de la labor social que realizan las defensoras y los defensores de derechos humanos y no permitir de ningún modo que un funcionario de cualquier nivel tenga la potestad de emitir un juicio negativo sobre el trabajo de defensa, porque esto genera desprestigio hacía el trabajo de defensa en la sociedad en general. El Estado debería asegurar que las condiciones estructurales de impunidad, injusticia, no acceso a recursos , se solucionen.

Los mecanismos de protección deben contar con financiación adecuada y con personal especializado que tenga una visión de protección con perspectiva de género, es decir, que asuma la diferenciación de la violencia en contra de las mujeres y que también de apoyos considerando el rol de la mujer tanto en la comunidad como en la sociedad, y sus necesidades específicas de protección. Habría que hacer también una revisión de los mecanismos para proteger desde los sistemas de justicia, porque los segundos agresores son el sistema de justicia que re-victimiza y judicializa. Los mecanismos de protección a nivel internacional -de Naciones Unidas, el Sistema Interamericano- y el pronunciamiento de estos organismos en caso de injusticia, impunidad y agresiones, siguen siendo relevantes para presionar a los Estados en no cometer más agresiones en contra de las defensoras, y evidenciar su acción y/u omisión en la protección.