Atoyac de Álvarez es un municipio del estado de Guerrero enclavado entre la Sierra Madre del Sur y la Costa Grande y, así como en muchas regiones de América Latina, sus venas todavía siguen abiertas. Su historia, durante la llamada Guerra Sucia en los años 70, es un paradigma para la historia de la violencia estatal en México: violaciones a los derechos humanos a través de la militarización de la zona, desapariciones forzadas y asesinatos. Si la democracia teme recordar y nos enferma de amnesia, las familias de las personas desaparecidas han buscado incesantemente por sus madres, padres, hijos/as, hermanos/as y amigos/as. Un largo camino por memoria, verdad y justicia que perdura ya 45 años.
Fue en este contexto que, entre el 25 y 27 de marzo de 2019, PBI acompañó a Tita Radilla y AFADEM (Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México), en el marco de la sexta diligencia de excavaciones para la búsqueda de desaparecidos. Las excavaciones, llevadas a cabo durante el 25 de marzo al 13 de abril, fueran realizadas en la Ciudad de Los Servicios, que en los años 70 y 80 era la sede del cuartel militar de la 27º Batallón de Infantería, en Atoyac de Álvarez.
El ex-cuartel militar fue el último lugar dónde fue visto Rosendo Radilla Pacheco con vida, en agosto de 1974. Rosendo era luchador social y padre de Tita Radilla y, así como más de 470 personas, fue desparecido por efectivos militares en los años 70. En 2009, La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) dictó una sentencia en contra del Estado de México en el caso Radilla. Diez años después, continua la implementación de las reparaciones dictaminadas por la CoIDH, como “la búsqueda efectiva y la localización inmediata del señor Rosendo Radilla Pacheco o, en su caso, de sus restos mortales.” La sexta diligencia fue en el marco de la implementación de esta sentencia y fue dirigida por peritos de la Fiscalía General de la República (FGR), de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), además de contar con el apoyo del Equipo Mexicano de Antropología Forense. A petición de Tita Radilla, PBI acompañó a AFADEM en el desarrollo de las excavaciones.
La sexta diligencia representa un avance relevante en la búsqueda de verdad y justicia de las víctimas y familiares de desaparecidos, sin embargo, cabe resaltar la lentitud y descuido en este tipo de procesos que a menudo afecta a la integridad psicológica de las familias y víctimas. Según hemos podido constatar durante estos días de acompañamiento a Tita Radilla y AFADEM, la diligencia presentó problemas, a empezar por la propia demora de las excavaciones por parte de la FGR, que ya contaba con tres años de retraso. Se observó también problemas logísticos y administrativos, con un número limitado de personal y recursos económicos. Las familias de las personas desaparecidas asistieron al desarrollo de la excavación y muchas apoyaran en el trabajo físico, participando de las excavaciones. Además, organizaciones de la sociedad civil apoyaran haciendo trabajo en las escuelas y iglesias para informar la población de lo que se sucedió en el municipio durante la Guerra Sucia.
Al término de la diligencia se obtuvo indicios, sin embargo, el Estado Mexicano sigue sin dar respuestas a Tita Radilla y a las víctimas y familiares de desaparecidos de la Guerra Sucia. Las venas por las búsquedas de sus seres queridos continúan abiertas.