¿Porqué PBI trabaja en México?

Las personas defensoras de derechos humanos en México llevan a cabo su labor en un país calificado por organizaciones internacionales como uno de los más violentos del mundo. Su compromiso con el respeto a los derechos humanos y la paz social les pone en una situación de confrontación con intereses políticos y económicos contrarios a su trabajo. Eso les hace blancos de ataques, amenazas, hostigamiento, criminalización y difamación, que tienen por objetivo el cerrar sus espacios de actuación y frenar su trabajo.

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “las defensoras y los defensores continúan siendo objeto de graves situaciones que amenazan sus derechos humanos”. Entre junio de 2012 y mayo de 2015, el número anual de violaciones contra defensores y defensoras se triplicó, de 156 a 488, sumando un total de más de 900 violaciones en el periodo. Entre el 2012 y el 2014, la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México documentó más de 600 agresiones a mujeres defensoras en el país, la segunda tasa más alta de la región mesoamericana.

Entre los estados con los índices más altos de ataques contra personas defensoras de derechos humanos se encuentran Guerrero, Oaxaca, Chihuahua y Coahuila, además de la Ciudad de México. A pesar de que muchas de las y los defensores afectados son beneficiarios de medidas de protección estatales, federales o internacionales, han seguido recibiendo agresiones y amenazas.

Tras una visita oficial a México, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de los derechos humanos expresó preocupación por la situación de personas defensoras en el país, declarando que “la situación de quienes defienden derechos humanos en México está condicionada por la criminalización de sus actividades”.

Mujeres defensoras, defensores/as de los derechos económicos, sociales y culturales – especialmente quienes defienden la tierra, el territorio y el medio ambiente – defensores/as indígenas, familiares buscando a sus desaparecidos/as y personas que defienden el derecho a la libertad de expresión han sido identificados/as como las personas más vulnerabilizadas, siendo blanco constantes de amenazas, intimidación, vigilancia, difamación, criminalización, ataques, desapariciones forzadas y asesinatos.

Las y los periodistas en México también enfrentan a un elevado nivel de riesgo: la sociedad civil ha documentado la desaparición de 23 periodistas entre 2003 y 2015, así como el asesinato de 111 periodistas de 1994 a 2017. Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), México es el tercer país más peligroso en el mundo para ejercer el periodismo, solo después de Iraq y Siria. Las amenazas, desapariciones, asesinatos y campañas de desprestigio en contra de las y los comunicadores, así como la falta de medidas adecuadas de protección y la impunidad casi total de estas agresiones contribuyen a que exista un clima de miedo, silencio, y falta de información pública.

La gran mayoría de las violaciones cometidas contra defensoras y defensores de derechos humanos y periodistas permanecen impunes. Según el Relator Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, “la falta de investigación y sanción de los agresores envía un peligroso mensaje de que no hay consecuencias por cometer tales crímenes. Esto crea un entorno propicio para la repetición de violaciones”.

Con una presencia permanente en México desde 2000, PBI ha sido testigo de la situación de riesgo e inseguridad de las personas defensoras de derechos humanos. A pesar del esfuerzo de las organizaciones de la sociedad civil mexicana y de los organismos internacionales por dar visibilidad a esta realidad, se siguen reportando violaciones a las y los defensores y la falta de reconocimiento de la legitimidad e importancia de su trabajo.

A petición de organizaciones locales y nacionales, PBI continúa en el país protegiendo el espacio de actuación de las personas y organizaciones defensoras de derechos humanos que sufren agresiones para que puedan continuar su importante labor en pro de la justicia y la paz.