El 2020 ha sido un año que jamás olvidaremos y que nos trajo innumerables retos.
En México, durante la emergencia sanitaria, si bien hubo algunos avances, también pudimos observar una serie de retrocesos preocupantes. Se tomaron acciones importantes para intentar resolver el grave problema de las personas desaparecidas y no localizadas en el país, como el reconocimiento por parte del Estado mexicano de la competencia del Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada, la publicación del Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas y el acuerdo para la creación del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense. Además, se ratificó el Acuerdo de Escazú, que permitió la entrada en vigor del tratado, que con su aplicación impulsará el derecho a vivir y proteger un medioambiente sano y que sobre todo instará a los estados a proteger a quien lo defiende. Por otro lado, a pesar de las advertencias por parte de la sociedad civil organizada al gobierno sobre la importancia de tener un enfoque de derechos humanos a la hora de atender la emergencia sanitaria y aplicar medidas, esto resultó muy complicado. Con la política de austeridad del gobierno, se recortaron 109 fideicomisos, entre ellos el del Fondo para la Protección de Personas Defensoras de derechos humanos y Periodistas, así como el Fideicomiso del Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral. No hay claridad sobre el plan para que instituciones como el Mecanismo de Protección o la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas puedan seguir con su mandato de proteger a defensores y a víctimas, visto que la violencia hacia las personas defensoras de derechos humanos no ha parado.
Según un informe sobre la situación de la defensa de los derechos humanos y la libre expresión en México, desde el inicio de la pandemia hasta octubre de 2020 se registraron los asesinatos de al menos 18 personas defensoras de derechos humanos, incluyendo 9 defensoras del medio ambiente, cinco defensoras por una vida libre de violencia y discriminación para las mujeres y población LGBTTTIQA+ y cuatro periodistas.
En medio de todo esto y de mucho más, y en plena pandemia, no ha sido cosa fácil para PBI México permanecer en el país. Aunque con una presencia reducida y a distancia lo logramos y seguimons trabajando para abrir espacios para que las personas defensoras de los derechos humanos puedan seguir con sus luchas.
Queremos reconocer a través de esta publicación a las organizaciones y personas defensoras que tuvimos el honor de acompañar, así como expresar nuestro profundo agradecimiento a las y los integrantes de PBI, por su incansable labor y dedicación.