Samir Flores Soberanes, quien lucha por la vida nunca muere
Foto: PBI México
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El sol del mediodía arde implacable en el pequeño patio de Santa María Mixtequilla (SMM), estado de Oaxaca, donde se encuentran reunidas unas 50 personas. Algunas mujeres intentan refrescarse con abanicos de papel, mientras los hombres llevan grandes sombreros para aliviar el calor del Istmo. Un anciano, de pie, habla con decisión mientras la multitud apoya sus palabras con imperceptibles movimientos de cabeza: “quieren pagarnos por un metro de tierra lo que vale un kilo de tortillas”.
En México, al igual que en el resto de la región y en gran parte del planeta, la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, la tierra, el territorio y un medioambiente sano se ha convertido en una de las reivindicaciones más extendidas y, por desgracia, con mayores riesgos para las personas, organizaciones y comunidades que las llevan a cabo. Esto se debe a una multitud de factores, desde los intereses políticos y económicos que afectan hasta la falta de perspectivas comunitarias e interseccionales a la hora de garantizar su protección, seguridad y legítima labor que desempeñan.
“Frente a la desmemoria, que contribuye a la opresión y marginación, se reivindica el arma de la memoria. La memoria es fundamental en la vida de los pueblos, ya que evita que caigamos en el olvido de nosotros. A través de la memoria se le da sentido y, por lo tanto, estabilidad a la existencia humana. En la memoria la tierra es mucho más que un espacio productivo, ya que está llena de símbolos y referencias entrañables, por eso los viejos de Temoac exclaman con vehemencia ‘esta tierra costó sangre’ en referencia a la gesta zapatista ‘y por eso no se vende’.
Durante la pandemia, la construcción de megaproyectos energéticos y de infraestructura continuaron, al considerarse actividad esencial. Paralelamente, los procesos judiciales y amparos interpuestos por las comunidades afectadas y opositoras se paralizaron y la articulación de la protesta social quedó debilitada por las restricciones de confinamiento y distanciamiento social.
El día 8 de marzo 2021, durante la 46 sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Yesica Sánchez, abogada feminista y directora adjunta de Consorcio Oaxaca, dio a conocer la preocupación por el incremento de asesinatos y amenazas contra personas defensoras de derechos humanos, en particular mujeres, en México, Colombia, Hondura,
Desde hace más de una década, en la Sierra Norte de Puebla, comunidades totonacas luchan por la supervivencia de sus tradiciones y la defensa de su territorio. En enero de este año, ganaron una batalla judicial importante en contra de la construcción de un proyecto de represa, cuando el Ayuntamiento local revocó los permisos de construcción de la obra Puebla 1 por graves ilegalidades en los procesos administrativos.
En julio, PBI estuvo presente en la séptima revisión de las mesas de trabajo del Plan de Contingencia, haciendo seguimiento a esta política pública de estrategias preventivas, valorada en el informe “Cambiando el Curso de la Impunidad”, elaborado por PBI y WOLA, como un avance del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras y Periodistas. Para esta séptima sesión asistieron, en calidad de observadores, las embajadas de Suiza, Canadá, Australia y Reino Unido.
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